La Autoridad de las Sagradas Escrituras
Al tratar el asunto de la autoridad de las Escrituras Calvino da a entender que el contenido o verdad escrita en el texto bíblico es “como si Dios mismo hablase por su propia boca,”
“…antes de pasar adelante es menester que hilvanemos aquí alguna cosa sobre la autoridad de la Escritura, no sólo para preparar el corazón a reverenciarla, sino también para quitar toda duda y escrúpulo. Pues cuando se tiene como fuera de duda que lo que se propone ser Palabra de Dios, no hay ninguno tan atrevido, a no ser que sea del todo insensato…que se atreva a desecharla como cosa a la que no se debe dar crédito alguno. Pero puesto que Dios no habla cada día desde el cielo, y que no hay más quelas solas Escrituras en las que Él ha querido que su verdad fuese publicada y conocida…(es) como si oyesen en ellas a Dios mismo hablar por su propia boca…”xv
En segundo lugar asegura que la autoridad de la Verdad DE LA Palabra de Dios no depende de ninguna autoridad eclesiástica, entendiéndose por ello el clero de cualquier iglesia, más que el pueblo creyente:
“La autoridad de la Escritura no procede la autoridad de la Iglesia…pensar que la Escritura no tiene más autoridad que la que la Iglesia de común acuerdo le concediere; (es) como si la eterna e inviolable verdad de Dios estribase (dependiese) en la fantasía de los hombres.xvi
En tercer lugar dice que la Iglesia misma está fundada sobre el testimonio de los profetas y de los apóstoles. Calvino cita a san Pablo quien dice que la Iglesia esta “edificada sobre el fundamento de los Apóstoles y Profetas.” (Ef.2.20) Después Calvino arguye diciendo:
Si el fundamento de la Iglesia es la doctrina que los profetas y los apóstoles enseñaron, es necesario que esa doctrina tenga su entera certidumbre antes de que la Iglesia comience a existir. Y no hay por qué andar cavilando que, aunque la Iglesia tenga su principio y origen en la Palabra de Dios, no obstante todavía queda en duda qué doctrina debe ser admitida como profética y apostólica, hasta tanto que la Iglesia intervenga y lo determine. Porque si la Iglesia cristiana fue desde el principio fundada sobre lo que los profetas escribieron y sobre lo que los apóstoles predicaron, necesariamente se requiere que la aprobación de tal doctrina preceda y sea antes que la Iglesia, la cual ha sido fundada sobre dicha doctrina, puesto que el fundamento es antes que el edificio…Así, cuando la Iglesia recibe y admite la Santa Escritura y con su testimonio la aprueba, no la hace auténtica, como si antes fuese dudosa y sin crédito, sino porque reconoce que ella es la misma verdad de su Dios, sin contradicción alguna la honra y reverencia conforme al deber de piedad.xvii
En cuarto lugar, Calvino comenta sobre las palabras de san Agustín que se utilizan para afirmar la autoridad de la Iglesia sobre las Escrituras que alguna vez dijo que “ No creería en el Evangelio si la Iglesia no me moviera a ello.”xviii Entre otras cosas, él dice que san Agustín no afirma que la fe de los fieles se funda en la autoridad de la Iglesia, ni entiende que la certidumbre del Evangelio depende de ella. Y que solamente quiere decir que los no creyentes no pueden creer si la Iglesia no los incita o invita a creer. Calvino vuelve a citar a san Agustín quien afirmó lo siguiente: “…fortificados por la fe, al fin entendamos lo que creemos; y esto no por medio de los hombres sino porque el mismo Dios confirma y alumbra interiormente nuestras almas.”xix
Sobre este tema, Calvino finalmente abunda con otros argumentos sobre la autoridad y autenticidad de la Verdad Evangélica: 1) el testimonio interno del Espíritu Santo en el creyente, 2) la certidumbre de la Escritura viene del Espíritu Santo, 3) No hay más fe que la que el Espíritu Santo sella en nuestro corazón.xx